Parador de Tortosa ****

El parador de Tortosa es un parador de 4****, visitado en el invierno del año 2012. Antiguo castillo del siglo X, es conocido como castillo de la Zuda, situado en la zona más alta de Tortosa. Desde el castillo se tiene acceso a unas estupendísimas vistas sobre toda la ciudad y sobre el delta del río Ebro.

Situación

De acceso sencillo, está situado en lo más alto de la ciudad de Tortosa, el parador nos ofrece un enorme aparcamiento exterior, dónde podemos dejar el vehículo, aunque no debemos olvidarnos de él. Una vez llegados allí accedemos a un enorme patio desde el cual se pueden aún observar los cañones con que antigüamente se defendia de los enemigos. Totalmente visitable nos ofrece unas formidables vistas de toda la ciudad, las montañas y el enorme delta del Ebro. Desde esta población iniciamos una serie de excursiones tanto a otras poblaciones como a la propia Tortosa, siguiendo los consejos dados a nuestra llegada al parador. 

Lugares de interés

En nuestra primera visita a Tortosa, y nuestra primera incursión por tierras tarraconenses, decidimos dejarnos asesorar en el parador y ya que vamos a permanecer varios días nos aconsejan visitar Deltebre, destacando la vista que el  Delta ofrece. Situado a unos 40 kilómetros del parador éste es un destino estupendo, el clima casi se antoja primaveral, dada la cercanía del Mediterráneo. Desde allí nos dirigimos al embarcadero en el cabo de Tortosa, junto a la Illa de Buda, permanecemos largo rato en él, dejándonos mecer por el tranquilo oleaje, interrumpido a veces por un barco que navega el delta en un recorrido turístico. El lugar está bien acondicionado, cuenta con un paseo verdaderamente agradable que nos permite disfurtar de los rayos de sol y un mirador que nos permite observar sin molestar a los diversos habitantes del delta, principalmente aves acuáticas que han hecho del deltebre su paraiso. Desde este lugar se pueden admirar unas formidables vistas tanto al paseo como a la propia desembocadura.

La recomendación del parador ha sido tan acertada que decidimos volver a dejarnos aconsejar, esta vez nos sugieren Peñíscola, en Castellón. Desde la lejania ya se nos aparece majestuosa, de la cual destaca el castillo de origen templario, siendo el acceso cuanto menos llamativo, ya que aparece franqueado por dos torres cuadradas que la protegen, adornado por el escudo  heráldico de los antigüos propietarios. El catillo se convirtió en morada del Papa Luna durante el cisma de occidente, cuando había una bicefalia religiosa. La parte más destacable es un estupendo patio de armas que dá acceso a las diferentes dependencias del castillo. En una de ellas hay una estupenda exposición de templarios, con las ropas que lucían en la época y los diferentes estamentos de esta formación religioso-militar. Y, en otra en la actualidad está acondicionado como salón de actos. Desde la muralla que franquea el patio de armas hay un estupenda vista sobre la ciudad. La muralla externa que dá al mar aún conserva restos de una antigüa escalera excavada en la roca, sólo visible desde el mar, para que el papa Luna pudiese escapar por mar si el castillo fuese tomado por fuerzas invasoras. Una vez hemos salido del castillo podemos ver el monumento dedicado al papa Luna con el castillo de fondo. Continuamos nuestra andadura topándonos con unos espectaculares

jardines, conocidos como los de Papa Luna, que miran al mar. Se va haciendo tarde, así que nos dejamos acompañar en nuestro descenso por las murallas que rodean Peñíscola, volvemos a pasar por última vez bajo la puerta por la cual entramos en nuestro acceso al castillo, echando un último vistazo al escudo del papa Luna.

Sería una injusticia no hacer un recorrido por la ciudad de Tortosa. Desde el propio parador accedemos a los Jardines del Príncipe, antigüo balneario de Porcar, en un paseo en descenso, al pie de las fortificaciones de San Juan, recintos amurallados que protegen al parador. Podemos obtener la tarjeta Tortosa Card aquí, muy aconsejable por otro lado, si tenemos dispuesto visitar Tortosa, ya que nos sirven para visitar los jardines, la catedral y los colegios reales. Los jardines nos invitan a un recorrido escultórico de la obra de Santiago de Santiago por las diferentes edades del hombre entre las que podemos destacar las siguientes esculturas: los novios, el camino juntos confidencias a tu lado, el beso y el peso de la vida, y mientras nos acompañarán en nuestro paseo diversas especies vegetales convirtiendo nuestra visita en una delicia. No olvidar visitarlo de día, ya que el excepcional paseo merece la pena.

El conjunto arquitectónico de estilo renacentista más destacable de Tortosa son los denominados Reales Colegios. Sant Jaume i Sant Maties, fundado por Carlos I y Felipe II para adoctrinar los moriscos en la verdad de la fe.en el año 1544, va a ser el acicate para construir el resto de los colegios reales, constituyendo éste un ejemplo único del renacimeinto en Cataluña. Presenta un impresionante patio, de estilo italiano, realizado por Francisco de Montehermoso. El primer nivel presenta relieves de judios y moriscos, el segundo un espectacular friso con los bustos de los reyes de la Corona de Aragón del siglo XII al XVII. Más arriba, destacan las imágenes de profetas y apóstoles. Se construye Sant Jordi i Sant Domenec. otro de los reales colegios, tuvo un destino militar, sufriendo las consecuencias de la guerra civil en 1936, y ahora se ha convertido en la Escuela Oficial de Idiomas. Por último, la iglesia de San Domenéc, construida en el siglo XVI está habilitado como centro de interpretación del renacimiento de la ciudad de Tortosa, destacando un armario del antigüo archivo de la ciudad y una colección de los vestidos de la época, además de una exposición sobre la fiesta del renacimiento que se celebra en Tortosa en el mes de Mayo.

La Catedral de Santa María, inexcusable su visita, se asienta en el lugar dónde se ubica el foro romano y probablemente después la mezquita. Dilatado el periodo de construcción del s.XIV al XVIII mantiene su estilo gótico original. Acoge la Exposición Permanente del Fondo Artístico de la catedral que es recomendable visitar. Se encuentran dentro de ella varias capillas, destacando en ella la dedicada a la Virgen de la Cinta, patrona de la ciudad, de 1672 a 1825, siendo un ejemplo de barroco pleno. Se pueden dar las luces de la capilla para contemplar toda la ornamentación, constituyendo la decoración del techo una auténtica delicia. Adosado al muro sur de la catedral está el claustro del siglo XIII, de planta trapezoidal, con galerias cubiertas y formadas por arcos ojivales sobre columnas con capiteles sin decoración.

Gastronomía

La comodidad se ha impuesto, el viaje ha sido largo, sobre los 400 kilómetros, y decidimos disfrutar de las excelencias del parador  La carta es amplia, con bastante gastronomía de la zona. La comida consiste en

Xatonada (ensalada típica de la zona del Penedés con ensalada, bacalao, anchoas...)

Arroz de la costa.

Biscuit de turrón.

La comodidad vuelve a imponerse el segundo día y decidimos cenar en el mismo restaurante, siendo éste el menú elegido:

Milhojas de Pasta con Setas

Bacalado gratinado con espinacas.

Pato en salsa de naranjas

Pastisset, mistellla, garrofets.

Nos atrevemos un tercer día a cenar en el parador siendo algo más ligero:

Canelones de verdura

Xatonada

Infusiones

Todos los días nos han parecido los platos contundentes, no siendo esta la primera vez que decidimos comer en el restaurante de un parador decidimos compartir el primero. Acertamos.

Tal vez, el restaurante tiene demasiada gastronomía regiional, y eso a veces dificulta que la elección sea acertada.

Recomendaciones

No cito alguna cena en el parador por su sencillez, pero fué un descubrimiento el pan payés con tomaca y jamón ibérico, una cena ligera para la noche y en su cantidad justa.

Son típicos de la zona los pastisset, que son parecidos a empanadillas dulces rellenas, la leyenda dice que fueron creadas en el siglo XI para un moro de alta alcurnia. También los garrofetes del papa, según la leyenda fueron creados para alimentar al papa Luna según receta creada por un pastelero de Tortosa.

El retorno

Llega la hora de marchar, volvemos a por el vehículo que nos espera en el parking dando nuestro último adiós al delta, esta vez no tenemos claro que volvamos, la visita ha dado mucho de sí. Somos afortunados, nuestro próximo destino es otro parador, a 100 kilómetros, el parador de Alcañiz, en la provincia de Teruel.